Theodor Billroth (1829-1894)

El espectacular desarrollo de la cirugía actual comenzó en el siglo XIX cuando el control técnico del dolor, la hemorragia y la infección hizo posible abordar con éxito las cavidades del cuerpo humano. Junto a las extraordinarias innovaciones técnicas, el saber quirúrgico había dejado de ser «patología externa» para ocuparse de las enfermedades internas; la actitud del cirujano fue activa en lugar de conservadora; la cirugía fundamentalmente exerética iría adoptando una intención deliberadamente restauradora y funcional, y los procedimientos lentos y seguros acabarían por imponerse. En el último tercio del siglo XIX, la actividad normal del cirujano se desarrollaba en la clínica, en la sala de autopsias y en el laboratorio experimental, así como en los quirófanos y salas de cirugía recién incorporados a los hospitales. El atuendo y el escenario de trabajo del cirujano actual comenzaron a imponerse en esta época. También perduran hoy muchos instrumentos, técnicas y operaciones ideadas y regladas entonces, como es el caso de las gastrectomías que conocemos como operación de Billroth I y II. Denominamos también operación de Billroth a un procedimiento de extirpación de la lengua. Asimismo, la sutura en botón, ideada para evitar desgarros en la piel, lleva este epónimo. Pero también nombra partes anatómicas y enfermedades, como son los cordones esplénicos o cordones de Billroth y el meningocele espurio o enfermedad de Billroth.

Theodor Billroth

En la figura de Theodor Billroth (1829-1894) se unen todas las características docentes, clínicas, investigadoras y técnicas del cirujano de la época con una calidad excepcional que ha convertido al médico austriaco en el modelo de la nueva cirugía científica. Introdujo los métodos histológicos, bacteriológicos, experimentales y estadísticos en su actividad, cumpliéndose con él de la forma más brillante el proceso de conversión de la cirugía en ciencia. Inauguró la cirugía abdominal, aunque su actividad abarcó todos los campos.
Nacido en Rügen, hijo de un pastor protestante, abandonó su vocación musical por motivos económicos y optó por la medicina. Su formación basada en la histología y la fisiología experimental se desarrolló junto a Rudolph Wagner en Gotingen y Johannes Müller en Berlín. La patología experimental la aprendió junto a Romberg y Traube y de su maestro en cirugía Langenbeck, del que fue asistente en Berlín desde 1853. Tras su habilitación docente con Rudolph Virchow, fue propuesto en 1856 para la cátedra de anatomía patológica de la facultad de medicina de Berlín.

En Zurich enseñó entre 1860 y 1867 convirtiéndose en un clínico de gran altura. De esos años procede su magnífico manual de patología quirúrgica general (Berlín, 1863) que tuvo una enorme difusión con numerosas reediciones y traducciones en toda Europa. Abordó importantes problemas tradicionales de la cirugía como la cicatrización y el tratamiento de las heridas, la inflamación y la hemorragia, tanto desde la perspectiva clínica como la anatomopatológica, pero destaca su contribución a la comprensión del síndrome febril de las heridas. Su orientación bacteriológica la adoptó en esta época, antes de ocupar en 1867 la cátedra en la Clínica Quirúrgica II de la Universidad de Viena, donde permanecería hasta su muerte.
Prueba de su extraordinaria preparación técnica y habilidad como cirujano son las seis ovariotomías que practicó antes de adoptar la antisepsia, que no utilizó de forma sistemática hasta 1875. En la clínica vienesa había reunido a sus discípulos Czerny, Gussenbauer y Winiwarter y organizó el trabajo con el principal objetivo de familiarizar a los cirujanos con todos los problemas de la cirugía científica, superando el mero adiestramiento técnico. La enseñanza de Billroth abarcó la cirugía de casi todos los territorios del cuerpo humano y consiguió crear una escuela duradera que se difundió por toda Europa convirtiéndose en el principal motor de la cirugía científica en el último tercio del siglo XIX.

Billroth operando

Detalle de un cuadro de Adelbert Seligmann, de 1890, que muestra a Billroth operando en el Allgemeines Krankenhaus, de Viena. (Österreichisches Galerie, Belvedere, Viena). Puede apreciarse el uso de anestesia así como el uso de batas limpias entre los que operan. El escenario quirúrgico pronto cambiaría radicalmente.


La cirugía gástrica es un ámbito en el que todas las cualidades de T. Billroth se plasmaron plenamente para lograr éxitos indiscutibles. Él y sus discípulos iniciaron muchos de los métodos actuales. Desde mediado el siglo y hasta la década de 1880, algunos cirujanos habían practicado ocasionalmente intervenciones sobre el estómago que fracasaron casi sin excepción resultando en la muerte del enfermo. En 1881 Billroth practicaba la gastrectomía en un paciente con excelente resultado. Con el habitual objetivo de elaborar operaciones regladas aptas para el aprendizaje, en la clínica de Billroth venían desarrollándose estudios anatomopatológicos y experimentales, entre otros, también para aclarar la fisiopatología y la anatomía patológica tanto de las lesiones gástricas como de la nueva situación creada por métodos quirúrgicos experimentales, en el cadáver y en los animales.

Esta fue la base científica de Billroth para crear y llevar a la práctica con éxito en 1881 el procedimiento quirúrgico adecuado, eficaz y perfectamente reglado, susceptible por ello de difundirse inmediatamente: la gastrectomía parcial o subtotal con anastomosis gastroduodenal que hoy conocemos como «operación de Billroth I». En 1885 creaba la modificación, con anastomosis gastroyeyunal, que denominamos «operación de Billroth II». Las mismas bases le habían permitido operar el esófago en 1871 y practicar la laringectomía en 1873, con éxito. A la cautela y no al riesgo debemos sus hazañas quirúrgicas, pues no las ejecutó sin una minuciosa previsión de todos los detalles científicos y técnicos:

«Se debe operar solamente si se tiene alguna probabilidad de éxito; operar sin esta esperanza significa prostituir este magnífico arte y ciencia de la cirugía y hacerlo sospechoso ante los profanos y los colegas. Pero ¿cómo pueden medirse las probabilidades de éxito? Con un estudio incansable de nuestra ciencia, con la crítica severa de nuestras observaciones y las ajenas, con la investigación más exacta en cada caso particular, y la evaluación crítica de nuestros experimentos.»

Por encima de los éxitos valoró la tarea de elaborar métodos sólidos para operaciones típicas, con el fin de que la cirugía no fuese eficaz solamente en las manos de unos pocos elegidos. «Lo que me ha causado más alegría en mi vida es el haber fundado una escuela que prosigue mis afanes, tanto en el sentido científico como en el humanitario». Cumplió esta aspiración de manera excepcional y discípulos tan conocidos como Anton Wölfler, Anton von Eiselsberg, J. Mikulicz o M. Riedel, entre otros, se sumaron a los ya mencionados en la labor de impulsar de la cirugía moderna en toda Europa.

Carla P. Aguirre Marco, Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación (Universidad de Valencia-CSIC). Abril, 1999. [Actualizado en enero de 2010].

Bibliografía

—Billroth, T. (1871) La patología quirúrgica general y su terapéutica en 50 lecciones ... trad. de la quinta edición alemana ... por L. Góngora y R. Tuñón. Sevilla, La Andalucía. (Die allgemeine chirurgische Pathologie und Therapie, Berlin, 1863)
—Biographisches Lexicon hervorragender Aerzte, Munchen, vol. 1 (1929) pp. 541-542.
—Lesky, E. (1966) Billroth als Mensch und Arzt, Dtsch. med. J., 17, 739-743.
—Lesky, E. (1974) La cirugía austriaca. En: P. Laín Entralgo, dir. (1972-1975) Historia universal de la medicina, Barcelona, Salvat, 7 vols. Vol. 6, pp. 276-279.
—Sigerist, H.E. (1949) Los grandes médicos. Historia biográfica de la medicina, trad. de F. Arasa y M. Scholz, Barcelona, Ave, pp. 261-264.
—Zimmermann, L.; Veith, I. (1961) Great ideas in the history of surgery, Baltimore, pp. 488-498.