Joaquín Albarrán y Domínguez (1860-1912)

El nombre de Joaquín Albarrán va unido al desarrollo de la especialidad urológica. Sus contribuciones en este terreno tienen una interesante base: supo unir tanto la perspectiva anatomoclínica como la fisiopatológica.

Joaquín María Albarrán y Domínguez nació en Villa de la Concepción de Sagua la Grande (Cuba), el 9 de mayo de 1860, pequeño lugar situado del lado opuesto al mar de las Antillas en el centro de la isla, hoy productor de destilados de ron y aguardiente de caña. En la isla permaneció hasta los nueve años. Después formó parte de una de las primeras emigraciones de criollos a la península. Estudió medicina en Barcelona obteniendo el título en 1877. Dos años más tarde recibió el de doctor tras realizar los correspondientes estudios en Madrid. Aunque su intención era marchar a Alemania, se afincó en París, lugar donde desarrollaría su actividad científica y clínica. Hoy hay quien lo considera como cubano, español y francés.

En la capital francesa entabló amistad con Louis Antoine Ranvier y Louis Ch. Malassez. Con ellos se formó como histólogo. Se dice que fue Ranvier quien le convenció para que se quedara en París. Parece que también se formó con Pasteur en bacteriología y microbiología. Como nota curiosa podemos decir que fue el que describió el Bacillus pyogenes - más tarde llamado Bacterium coli- cuando todavía era interno de los hospitales. Contrajo la difteria.

Joaquín Albarrán

Su formación clínica la realizó con Ulysse Trélat, Jacques-Joseph Grancher, Jean F. le Dentu y de forma especial con Jean-Casimir-Félix Guyon. Fue nombrado profesor agregado del Hospital Necker en 1892.
En la constitución de la urología como especialidad, jugó Guyon un papel tan destacado como el que desempeñó el alemán Max Nitze con la invención del citoscopio. Guyón llegó a dirigir en el Hospital Necker una clínica urológica en la que se formaron urólogos de todo el mundo. Sus principales contribuciones se produjeron en el terreno de las enfermedades genitourinarias y el tratamiento quirúrgico de enfermedades de la vejiga y de la próstata.

Como hemos dicho, Joaquín Albarran fue el discípulo que se convertiría en la principal figura de la disciplina durante los primeros años del sigo XX. En 1906 sucedió a su maestro al frente de la clínica. Sus conocimientos histológicos unidos a la rica tradición anatomoclínica francesa, le permitieron alcanzar un excelente nivel científico. Uno de sus primeros trabajos fue Le rein des urinaires (1889). Le siguieron dos obras consideradas como fundamentales de la literatura urológica: una destinada al estudio de los tumores de vejiga (Les Tumeurs de la vessie,1892) y otra a los de riñón (Les Tumeurs du rein 1903).
 
 El enfoque anatomoclínico fue aplicado también por Albarran en sus trabajos sobre adenomas y epiteliomas de riñón (1897) y de las nefritis del riñón canceroso (1900). A él también se atribuyen las primeras investigaciones sobre la naturaleza adenomatosa de la mal llamada hipertrofia prostática.

A pesar del excelente dominio de los criterios anatomoclínicos, no se quedó ahí, ya que supo incorporar igualmente a la especialidad, la doctrina fisiopatológica. Así llegó a obtener un método original y muy eficaz para lograr el examen de las funciones renales. Lo expuso en una obra que es un clásico de la literatura urológica: Exploration des fonctions rénales (1905). Ideó una "uña" o "unglet" (uña de Albarrán) que se añadía al citoscopio inventado por Nitze que permitía el cateterismo separado de los uréteres. Este fue el origen de los primeros trabajos sobre la capacidad funcional del riñón.

De igual forma Albarrán ya pudo incorporar la técnica radiológica al diagnóstico de la litiasis renal. Tanto la mentalidad anatomoclínica como la fisiopatológica son evidentes en la obra que tituló Medicina operatoria, que se publicó en 1908, de gran influencia en el desarrollo de la urología posterior.

Entre los años 1888 y 1901 impartió un curso regular sobre las enfermedades de las vías urinarias y durante el curso 1903-1904 dictó una serie de lecciones sobre la sintomatología de las enfermedades del aparato urinario en la Facultad de Medicina de París.

Obtuvo en tres ocasiones el premio Godard y el Tremblay. En 1908 presidió el primer congreso internacional de urología.

Murió siendo todavía joven, a la edad de 52 años, el 17 de enero 1912 en Paris. Fue enterrado en el cementerio de Neuilly-Sur-Seine.

Se utilizan varios epónimos con el nombre de Albarrán. Las "glándulas de Albarrán" o "túbulos de Albarrán y Domínguez", que son los túbulos subtrigonales muy pequeños o glándulas submucosas que se observan en la región subcervical de la próstata.

El "signo de Albarrán" es sinónimo de signo de cáncer en la pelvis del riñón y también la hemorragia que sobreviene durante un cateterismo uretral, cuando el líquido inyectado distiende la pelvis renal.

La "uña de Albarrán" es un aditamento o complemento de los cistoscopios de trabajo para dirigir los catéteres ureterales.

La "prueba de Albarrán" consiste en valorar el grado de pérdida de tejido renal midiendo volumen y concentración de la orina eliminada.

La "enfermedad de Albarrán" es la colibaciluria.

La "operación de Albarrán" consiste en la resección de la pelvis renal dilatada.

El "uretrótomo de Albarrán" es un instrumento que sirve para realizar cortes a ciegas y con una guía flexible para atravesar la estrechez.

José L. Fresquet, Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación (CSIC-Universidad de Valencia), España, 2003.

 

Bibliografía

— Albarran-Ormond síndrome. Who Named it? (http://www.whonamedit.com/synd.cfm/1712.html)

—Pinto, J.R. Joaquín Albarran y Domínguez. Urología Colombiana, 4 (2), 199.