Albert Calmette (1863-1933)
Del círculo de Louis Pasteur y su Instituto, Albert Calmette destacó por aunar tres cualidades: ser buen investigador de laboratorio, un buen administrador y un gran estratega. De formación militar mantuvo su independencia como investigador científico pero también atendió las necesidades coloniales.
Albert Calmette nació en Niza el 12 de julio de 1863. La madre murió dos años después de su nacimiento y su padre se volvió a casar con Maria Quiney. Entre 1873 y 1881 realizó estudios primarios y secundarios en el liceo de Clermont-Ferry, en el de Brest, donde contrajo una tifoidea grave, en la Escuela Saint-Charles de Saint-Brieuc y, por último, en el liceo Saint-Louis, de París.
Entre los años 1881 y 1883 se matriculó en la Escuela de Brest. Uno de sus profesores fue Albert Corre, con quien después colaboraría y con el que matuvo siempre una activa relación epistolar. Al año siguiente y hasta 1887 ingresó en los servicios sanitarios de la marina. Participó en la campaña de China en la escuadra del almirante Coubert y después en la campaña de Gabon-Congo. Durante su estancia en África trazó un plan de acción sanitario basado en la colaboración entre los médicos y los laboratorios científicos. Como dijo años después, pretendía estudiar enfermedades exóticas con los nuevos métodos de investigación. Allí trabajó en temas sobre la malaria y la enfermedad del sueño.
En 1886 obtuvo el grado de doctor con un trabajo sobre la etiología y patogenia de las enfermedades tropicales atribuidas a la filaria de la sangre humana (Étude critique sur l'étiologie et la pathogénie des maladies tropicales attribuées à la filaire du sang humain). En 1888 contrajo matrimonio con Emile de la Salle. Se vio forzado a abandonar su interés por los países de clima tropical y ese mismo año, y hasta 1890, estuvo en las islas Saint-Pierre y Miquelon, en el Atlántico norte, cerca de Terranova, dónde realizó experimentos sobre una enfermedad del bacalao (le rouge de morue, o la pigmentación roja del bacalao). Aisló un micrococus que hacía que el bacalao salado se volviera rojo durante el transporte marítimo. Identificó el origen del germen (la sal), las condiciones en las que se desarrollaba e incluso la “cura” o la solución, una pequeña cantidad de hiposulfito sódico, que impide la proliferación del microorganismo. Durante esta época decidió terminar su carrera naval y entró a formar parte del cuerpo de sanidad de las colonias. Siguió colaborando con su maestro Armand Corre con quien escribió un tratado de geografía médica.
La expansión colonial francesa de finales del siglo XIX requería la creación de un cuerpo médico que se sumara al Cuerpo de Sanidad de la Marina. Así, en 1890 se creó el Corps de Santé des Colonies, que más tarde sería el el Corps de Santé des Troupes Coloniales, cuya misión era crear y desarrollar estructuras sanitarias en las colonias. Un decreto señalaba que podían optar los médicos de la marina, hecho que aprovechó Calmette. Pensó que así podría trabajar en enfermedades tropicales, que era lo que le interesaba. Ese mismo año (1890) obtuvo autorización para regresar a París, donde realizó una estancia breve y muy provechosa en el Instituto Pasteur, teniendo como maestros al propio Louis Pasteur y Émile Roux. De hecho Calmette seguía desde hacía tiempo con pasión los Annales del Instituto Pasteur.
Eugène Etienne, subsecretario de estado para las colonias escribió a Pasteur solicitándole ayuda para instalar en Saigón un laboratorio para fabricar vacunas contra la rabia y para la preparación de la vacuna contra la viruela. Pensó en Calmette quien aceptó el reto; de hecho ya estaba realizando planes al respecto. Se aseguró de recibir apoyo político suficiente e intercambió información con su hermano, redactor de Le Figaro, que estaba muy al tanto de los temas coloniales.
La correspondencia de Calmette de esta época proporciona una imagen fiel del trabajo que allí se desarrolló, incluso más que las publicaciones. Calmette poseía una formación militar y hay que tener en cuenta la estrecha conexión que hubo entre el desarrollo de la salud pública colonial en Indochina y los intereses políticos y militares franceses. Se dedicó a la producción de la vacuna jenneriana y de la vacuna de Pasteur contra la rabia. También llevó a cabo tareas de investigación sobre el cólera, la disentería, los venenos de serpiente, la fermentación del opio y la fermentación alcohólica del arroz. Estos dos últimos sirvieron a la industria local. Hay que destacar un hecho importante: la unión estrecha de la asistencia con la investigación básica, lo que entonces no era habitual en las colonias.
El hospital de Saigon proveía al centro de suficiente material de estudio. De hecho era el mejor equipado de la ciudad. También trabajó con el hospital Cho-Quan, creado para los nativos de la ciudad. Las enfermedades de ambos eran distintas. En el primero predominaban la disentería, la diarrea crónica y las fiebres, siguiendo la terminología de la época. En el segundo había más variedad de enfermedades: afecciones de la piel, viruela, cólera, rabia, lepra, etc. Calmette se interesó mucho en las afecciones de este hospital.
Aparte de experimentar con animales también empezó a trabajar con enfermos, como los afectados por la lepra, uno de sus viejos proyectos. Probó inyectarles tuberculina o linfa de Koch. La prueba fue desastrosa. El propio Calmette dijo que la linfa era un fiasco terapéutico. Lo intentó de nuevo en el hospital con un nativo, pero este murió y acabaron los experimentos. Fue entonces cuando se dedicó de lleno a la disentería, al cólera y a los venenos.
En Saigón llegó a montar como decía “una miniatura del Instituto Pasteur”, un centro que funcionaba a la perfección. Por razones de salud tuvo que volver a Francia y dejó como director a Alexandre Yersin, quien le proporcionó un fuerte empuje.
En Paris Calmette continuó con algunos de los trabajos que había iniciado en Saigón, es decir, el tema de la acción de los venenos y el uso de la sueroterapia; consiguió preparar el primer suero antiveneno polivalente. En 1895, a consecuencia de una visita del Consejo municipal de Higiene de Lille, se le confió la misión de organizar un instituto de sueroterapia y de investigación microbiológica en la industriosa ciudad del norte de Francia. Allí permanecería durante 26 años hasta 1918.
Al principio estudió las condiciones materiales y económicas del proyecto de Lille, y lo planificó con minuciosidad. El centro se inauguró en 1899 y fue nombrado primer director. Calmette comenzó a estudiar la anquilostomiasis así como el tema de la depuración biológica de las aguas sucias. Cerca de la ciudad creó la que puede considerarse como primera estación depuradora de aguas sucias de Francia.
Con Camille Guérin llevó a cabo diversos trabajos sobre el bacilo tuberculoso (mecanismo de infección e inmunidad, fundamentalmente). Ambos estudiaron una serie de bacilos tuberculosos virulentos de los bóvidos, cepa que les fue entregada por Nocard. Mediante artificios de laboratorio trataron de volver avirulenta esta cepa. Después de numerosos pases –230 exactamente–, en el medio de patata biliada glicerinada, comprobaron que los caracteres del bacilo no se modificaban más. Éste era un bacilo fijo, de virulencia conocida, inofensivo para los animales de laboratorio, aunque se inyectara a dosis considerables a los cobayas, tan sensibles a la tuberculosis, y a los conejos –sensibles al bacilo bovino– que confería una resistencia a los bóvidos contra la infección tuberculosa.
En 1896 fue encargado del curso de bacteriología y terapéutica experimental en la Facultad de Medicina de Lille. En 1899 Albert Calmette dirigió una misión que se encargó de combatir la epidemia de peste bubónica que estalló en Oporto, siendo acompañado por Alexyre Salimbeni. Ese mismo año también entró a formar parte del consejo de redacción de los Annales de l'Institut Pasteur, reencontrándose con E, Duclaux, Ch. Chamberly, J.J. Grancher, E. Metchnikoff, Ed. Nocard, E. Roux, I Straus y L. Vaillard.
En Lille abrió en 1903 el primer dispensario antituberculoso (Dispensaire Emile Roux). También contribuyó a fundar la Liga del Norte contra la tuberculosis, así como una filial de la obra de Grancher.
Entre 1901 y 1926 fue el Delegado del Gobierno francés en las conferencias sanitarias internacionales y en los congresos sobre la tuberculosis. En 1910 fue comisionado por el ministerio del interior y el Consejo Superior de Higiene Pública de Francia para el estudio de una epidemia de cólera en Marsella. Entre 1910 y 1914 también fue encargado por el Instituto Pasteur de organizar junto con Edmond Sergent el instituto filial de Argelia. En 1911 fue miembro del Comité Médico de los Sanatorios Populares de París, que dirigía entonces Louis Guinard.
En 1914 fue nombrado profesor honorario, pero ese mismo año su actividad quedó interrumpida por la guerra. A comienzos de 1914, su hermano Gaston, que trabajaba, como hemos dicho, en Le Figaro, desarrolló una fuerte campaña en contra de José Caillaux, entonces ministro de Finanzas, acusándolo, entre otras cosas, de desarrollar sus funciones políticas con la presidencia del consejo de administración de un banco. El 16 de marzo, fue asesinado en su despacho por la mujer de Caillaux.
Lille fue ocupada por los alemanes. Durante este tiempo fue adjunto del director del Servicio de sanidad de la primera región en Lille, encargado de la organización de los hospitales militares auxiliares. Durante los cuatro años de ocupación continuó con sus compañeros del Instituto fabricando sueros y las vacunas necesarias para la población. Su mujer fue detenida varios meses en 1918 junto con otras mujeres de Lille como rehén. Parece que cuando le fueron requisados los animales de investigación, Calmette continuó haciendo pases con palomas; llegó a tener tantas que los alemanes pensaron que era espía y las utilizaba para transmitir información, lo que casi le cuesta el fusilamiento.
Cuando acabó la contienda regresó a París y en 1919 fue nombrado subdirector del Instituto Pasteur. Creó el laboratorio de investigación de la tuberculosis rodeándose de colaboradores de varias nacionalidades: Valtis de Grecia, a Sayé de España, Monaldi de Italia, Sáenz de Uruguay, Arena de Argentina y Van Deinse de Holanda. Lluis Sayé fue el tisiólogo catalán que se encargó de difundir la vacuna en España. Era director del Servei d’Assistència Social de Tuberculosos de Catalunya e intervino en la Conferencia de la BCG en París en 1928. En 1933 había realizado más de diez mil inoculaciones en niños. Más tarde, durante la guerra civil española, Sayé tuvo que exiliarse y esta fue la causa de que en España no hubiera un plan nacional de vacunación con BCG.
Hacia 1920 concluyó su tratado La Infección bacilar y la tuberculosis, que marcó el punto de partida de las investigaciones que emprendió en París. Poseedor de la cepa de bacilos bovinos con virulencia atenuada y con caracteres fijos e inmutables –que luego se transmitían por herencia–, desde 1912 sus colaboradores Boquet y Négre volvieron a comenzar las investigaciones confirmando su inocuidad absoluta y la imposibilidad del bacilo tuberculoso de volver a su virulencia primitiva, de dar lesiones tuberculosas evolutivas. Esta cepa de bacilos se bautizó con el nombre de BCG (Bacilo Calmette-Guerin).
Esta cepa se mostró eficaz en la vacunación de los bóvidos contra la tuberculosis. Fueron Bernard Weill-Halle y Turpin, que trabajaban en hospital de la Charité de París, los primeros en aplicarla al hombre en 1921, en concreto, en el caso de un recién nacido criado por una abuela tuberculosa y fatalmente condenado al contagio. El niño fue vacunado con tres dosis sucesivas de BCG por vía oral (6 mg cada vez) y se salvó.
La primera comunicación oficial de Calmette y Guerin sobre el BCG se presentó el 29 de junio de 1924 en la Academia de Medicina de París y fue firmada por Calmette, Guerin, Weill-Halle, Turpin y Leger.
Desde entonces las vacunaciones se sucedieron con rapidez tanto en París, como en resto de Francia y también en el extranjero. Hubo polémica sobre la eficacia de la vacuna BCG; tuvo tantos defensores como detractores. Calmette siguió paso a paso los debates y se esforzó por demostrar que el bacilo era incapaz de volver a ser virulento.
En 1929 participó con ilusión en la confección de los planos del nuevo edificio del Instituto destinados a albergar los laboratorios dedicados al estudio de la tuberculosis. Los ocupó en 1931.
Calmette tuvo que soportar acontecimientos trágicos a lo largo de su carrera (la guerra, el apresamiento de su mujer, el asesinato de su hermano…), pero el que le afectó de forma más dramática fue el asunto de Lubeck (1930-32). Allí murieron sesenta y siete niños de un total de 230 vacunados, lo que fue achacado injustamente a la vacuna BCG. En realidad la vacuna sufrió una contaminación por bacilo tuberculoso virulento procedente del laboratorio de Bruno Lange, del Instituto Robert Koch; ambos se habían almacenado en la misma habitación. Calmette vivió meses de incertidumbre esperando el resultado de las investigaciones científicas –encomendadas a Bruno Lange– así como judiciales. La luz se hizo al final de dieciséis largos meses. Se descubrió la verdad y los culpables de la negligencia fueron condenados, pero Calmette salió de la prueba abatido física y moralmente. En 1933, después de una visita a Roux, que estaba muy grave, Calmette enfermó de neumonía, lo que le llevó a la muerte el 29 de octubre de ese año en las primeras horas de la madrugada precediendo en 5 días al que fue su maestro.
Recibió premios y condecoraciones en vida. En 1919 ingresó en la Academia de Medicina y en 1927 en la de Ciencias. Fue vicepresidente del Comité Nacional de defensa contra la Tuberculosis. Entre 1920 y 1924 fue elegido presidente de la Société de pathologie exotique.
Bibliografía
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