Louis Nicolas Vauquelin (1763-1829)

 

Los avances que se produjeron en Francia en el terreno de la química desde finales del siglo XVIII, tuvieron amplias repercusiones en la fisiología y la farmacología. En el primer caso fue posible explicar científicamente buen número de funciones orgánicas. En el segundo, se aislaron y conocieron los principios activos de los productos de materia médica que se utilizaban para tratar, por un lado, y comenzar a comprender las acciones y efectos de los medicamentos en el cuerpo humano en estado de salud y de enfermedad, por otro. En este contexto es en el que se puede ubicar la obra de Louis Nicolas Vauquelin en lo que a Medicina se refiere, aunque destacó sobre todo en el análisis y descubrimiento de nuevas sustancias y elementos químicos.

 

Louis Nicolas Vauquelin

 

Vauquelin nació el 16 de mayo de 1763 en Saint-André-d'Hébertot, cerca de Pont l'Eveque, Normandía. Su padre se llamaba Nicolas y su madre Catherine Le Chartier. Su padre poseía un pequeño trozo de tierra pero trabajaba cultivando la del señor del lugar y dueño del castillo [1] .

Realizó los primeros estudios en la escuela de Hébertot, fundada por los señores para los hijos de sus trabajadores, mientras ayudaba a su padre. La educación religiosa corrió a cargo de un cura de la orden de Prémontré [2] . Cuando tenía trece o catorce años marchó a Rouen donde estuvo como mozo de laboratorio en casa de un farmacéutico llamado Mézaize. Éste impartía cursos de física y química. Vauquelin retenía lo esencial de las clases mientras le ayudaba y por las noches, en su tiempo libre, lo escribía en un cuaderno y estudiaba con libros que le prestaban los alumnos. Según se dice [3], el farmacéutico lo descubrió y, lejos de alegrarse, le echó. Después, cuando Vauquelin alcanzó fama, se jactaba de que había sido uno de sus estudiantes.

De ahí fue a París con apenas seis francos en el bolsillo y una carta de recomendación de la Sra. d'Aguesseau y otra del cura que pertenecía a la orden de Prémontré. De esta manera fue admitido en el convento de esta orden de la capital. Trabajó dos años en la farmacia de Picard, situada en la rue Saint-Honoré y posteriormente para Auprétre, otro farmacéutico de la calle Saint-Germain, hasta que cayó enfermo. Lo ingresaron en el Hôtel-Dieu donde permaneció por espacio de dos meses. Entonces ingresar en un hospital de estas características equivalía casi a una sentencia de muerte dada la gran mortalidad que había entre los enfermos que llenaban sus salas. Cuando salió, no estaba del todo restablecido y tenía mal aspecto. No encontraba trabajo hasta que fue recogido por el farmacéutico Chéradame de la calle Saint-Denis. Con libertad pudo hacer sus experimentos y aprendió latín para continuar sus estudios. También seguía a los estudiantes de farmacia en sus excursiones por el campo para aprender botánica. Pero lo más importante fue que en casa de Chéradame conoció a Antoine François Fourcroy reputado químico discípulo de Lavoisier [4].

Fourcroy lo contrató como su ayudante con un sueldo y alojamiento. Se convirtió así en su auxiliar en el laboratorio del duque de La Rochefoucauld. Estaba presente en todos sus experimentos y en las conferencias que impartía se encargaba de hacer las demostraciones. Fourcroy se convirtió en su preceptor. Le dio a conocer tanto autores clásicos como sus contemporáneos, le enseñó a dominar el lenguaje y crear un estilo propio, lo introdujo en el mundo de la ciencia y le presentó a sus protagonistas [5] .

Las hermanas de Fourcroy abrieron una tienda de juguetes y una perfumería en la calle Boucheries-Saint-Germain. Vauquelin se fue a vivir con ellas. Cuando cayó enfermo por segunda vez, le cuidaron como si fuese su hijo [6]. Después, cuando murió Fourcroy, fue él el que cuidó de ellas renunciando a formar su propia familia [7].

Repuesto, siguió sus experimentos, cursos de física y de historia natural, así como de filosofía. De esta forma obtuvo el grado de Maestro en artes [8].

En 1789 fue elegido miembro de la Société philomatique que fue creada un año antes. No tenía entonces demasiada relevancia que sí obtuvo con la Revolución. Vauquelin fue uno de los dos representantes que esta sociedad envió al nuevo Bureau de consultation des Arts & Metiers en 1791. Ese mismo año también fue elegido miembro de la Academia de Ciencias pero fue disuelta antes del nombramiento [9].

Vauquelin también dio clases en el Lycée, después Athénée des Arts, una institución de moda donde acudían personas de buena posición interesadas en temas científicos, literarios y artísticos. Siguió estudiando física, anatomía, fisiología, historia natural y química. De esta forma fue ganando prestigio y llegó a convertirse en un experto en química. La amistad con Fourcroy se reforzó pasando de ser su ayudante a su compañero y amigo.

Fourcroy se convirtió en profesor del Jardin de plantes y tras una brillante carrera Napoleón lo nombró Cónsul en 1801 y ministro de instrucción pública entre 1802 y 1808. En 1792 Fourcroy había entrado en política realizando importantes contribuciones en el campo de la educación científica y tecnológica superior.

Durante este periodo Vauquelin y Fourcroy publicaron muchos trabajos juntos. En los Annales de chimie ambos eran prácticamente los autores de todos los estudios de tipo farmacéutico. Parece que hacia 1792 obtuvo la licenciatura en Farmacia y regentó la oficina de Goupil, calle Sainte-Anne [10].

Como consecuencia de la Revolución, en 1793 fue obligado a abandonar París para actuar como farmacéutico militar unos meses en Melun. El 24 de diciembre de 1793 siguiendo una orden del Comité de Salud pública, se convirtió en uno de los ocho inspectores de "poudres et salpetres".

Al año siguiente, 1794, fue llamado a París y nombrado profesor adjunto de química en la École centrale des travaux publics que, en septiembre de 1795, pasó a llamarse École Polytechnique. Fourcroy y Louis-Bernard Guyton-Morveau (1737-1816) eran los encargados de los cursos y Vauquelin de las repeticiones. En esos momentos Francia estaba en guerra con varios países europeos y necesitaba gente formada de forma urgente [11].

En la misma época se reorganizó la Escuela de Minas en la que Vauquelin fue contratado como profesor de docimasia. Fue allí donde comenzó a investigar los minerales [12].

En 1801, tras la muerte de Arcet (1725-1801), se nombró a Vauquelin para sucederle en el Collège de France. Una ley de 1803 reorganizó la enseñanza de la Farmacia y se crearon tres escuelas donde ya existían Escuelas de Medicina: París, Estrasburgo y Montpellier. Vauquelin fue nombrado director y profesor de la de París.

En 1804 asumió la cátedra de tecnología química del Museo de Historia Natural tras el fallecimiento de Antoine Louis Brongniart (1742-1804). Renunció a su puesto del Collège de France en favor de Louis Thénard (1777-1857) [13].

Después de fallecer Fourcroy en 1809, desde 1911 Vauquelin fue profesor adjunto de química en la Facultad de Medicina (Cátedra de química médica y farmacia). La vacante salió a concurso pero la opinión pública creía que Vauquelin era el único que podía ocuparla. Sin embargo existía un obstáculo: no era doctor. Se le dispensó de la inscripción y leyó su tesis titulada Analyse de la matière cérébrale de l'homme et de quelques animaux. El tema nada tiene que ver con la química, pero en la misma ofrece las diferencias en las distintas partes del sistema nervioso y sus semejanzas en diversos géneros de animales, además de demostrar la existencia de sustancias fosforadas [14].

Por estas fechas solicitó también dirigir la Oficina de garantías para las materias de oro y plata que se le negó arguyendo que hacían falta conocimientos específicos sobre el tema. Entonces escribió y publicó de forma anónima el libro L'Art de l'essayeur (1812) donde demostraba excelentes conocimientos sobre la materia. Finalmente obtuvo la dirección de esta oficina [15].

En 1822 un decreto del 21 de noviembre del ministro Jean-Baptiste Villèle le separó de su cátedra de la Escuela de Medicina por sus ideas liberales. Fue sustituido por Mateo Buenaventura Orfila. Chevalier cuenta que en 1808 Bonaparte, después del desastre de Bailén, ordenó que se apresara a todos los españoles que se encontraban en París. Se condujo a unas sesenta personas a la Prefectura. Entre ellos un joven que había ido a estudiar Química y que había sido alumno de Vauquelin. Reclamó su ayuda y consiguió que se le pusiera en libertad ya que, de otra forma, Francia y España "perderían un sabio" [16].

Destituirle de su cátedra de la Facultad de Medicina fue un gran error que después se trató de enmendar entregándole el Cordon de Saint Michele en 1827.

Además de los trabajos escritos en colaboración, a Vauquelin se le atribuyen más de tres centenares de estudios. Aparte de los publicados en los Annales de Chimie, revista que fue central en el desarrollo de la nueva química, publicó en La Médecine éclairée par les ciences physiques, el Journal de pharmacie y los Annales de la Muséum d'Histoire naturelle [17].

Su primer artículo apareció en los Annales en 1790 con título era "El análisis del tamarindo y reflexiones sobre algunas de sus preparaciones médicas". Halló ácidos cítrico, tartárico y málico y recomendaba que no se administrara con sustancias que pudieran reaccionar con estos ácidos como los preparados que estuvieran formados por potasio o sales de sodio [18]. Como se puede apreciar, el artículo no parece contener la información que uno puede esperar cuando lee su título, es decir, un estudio de contenido más médico que químico. En lo relativo a la química vegetal Vauquelin examinó, además, la savia de diferentes árboles, los remedios más utilizados en farmacia de origen vegetal, distintos tipos de harinas y de productos alimenticios procedentes de este reino. Analizó el eléboro, la belladona, diversas solanáneas, la ipecacuana, los álcalis que forman los principios activos de gran número de medicamentos, la morfina (descubierta por Serturner),etc. [19].

En lo que se refiere a la quina, estudió las diferentes especies y variedades existentes en la época igual que lo hicieron otros autores como Fourcroy, Armand Séguin (1767-1835), Fernand F. Reuss (1778-1852), Claude Saint Mart de La Garaye (1675-1755), Pierre-Joseph Pelletier (1788-1842) y Joseph Bienaimé Caventou (1795-1877) [20]. Por un lado pretendía identificar bien las diferencias que había entre las diversas variedades, y por otro, cuál era el principio activo responsable de su actividad farmacológica. Sin embargo fueron dos de sus discípulos, Pelletir y Caventou, los que finalmente pudieron aislar el sulfato de quinina que tenía actividad contra el paludismo o malaria [21].

En 1806 Pierre Robiquet y Vauquelin analizaron los cristales del jugo de los espárragos y observaron que algunos tenían una forma, una trasparencia y un sabor diferente. Después de varias pruebas lograron unos cristales blancos, translúcidos, de sabor algo nauseabundo y que producían intensa salivación. Se tardó muchos años en describir que lo que allí se encontraba era la asparagina. También descubrió la pectina y el ácido málico en las manzanas.

En lo que se refiere al mundo animal, estudió la cáscara del huevo, la alimentación y los excrementos de la gallina, los cabellos, el esperma, etc. Entre los más conocidos está el de la composición de los cálculos, tema que había llamado la atención de los científicos desde hacía mucho tiempo. Karl Wilhelm Scheele (1742-1786) y Torbern Bergman (1735-1784) hicieron notables progresos en este tema. Fourcroy y Vauquelin hallaron en estos cálculos ácido úrico, uratos de amonio, fosfato de calcio, fosfato amónico magnésico, oxalato de calcio y materia animal [22]. Vauquelin demostró la existencia de ácido úrico en piedras procedentes del caballo, vaca, conejo, perro, gato, cerdo y ratón. Llamó la atención en la laminación concéntrica de esas piedras y de que algunas no eran totalmente solubles en álcalis porque no estaban compuestas de ácido úrico puro. Escribió cuatro trabajos al respecto. Estudió las dietas en relación con la composición de sus piedras. Las de los caballos, vacas y conejos tenían carbonatos... Las de los perros, gatos, cerdos y ratones contenían fosfato de calcio y de magnesio y raramente de oxalato de calcio.

En lo que se refiere al cabello, llegó a la conclusión de que estaba compuesto la mayor parte de materia orgánica junto con una pequeña cantidad de aceite blanco, hierro en un estado desconocido, trazas de óxido de manganeso, carbonato de calcio, fosfato de calcio, azufre y silicio. El cabello negro y el rojo difieren sólo en el color del aceite que contienen. Éste es incoloro en el pelo blanco y contiene fosfato de magnesio, que no está presente en el pelo de color. Las diferentes proporciones de azufre y de hierro determinan también el color de rojo a rubio. Estos estudios dieron lugar a que muchos comenzaran a fabricar productos para el cabello [23].

Entre las contribuciones de Vauquelin más importantes están las relacionadas con los minerales. Cuando estaba en la Escuela de Minas, colaboró con René Just Haüy (1743-1822) que estaba elaborando un Tratado de mineralogía y se encargaba personalmente de estudiar la estructura cristalina y las propiedades físicas [24]. Hacia 1761 Johann Gottlob Lehmann encontró en los Urales un mineral de color anaranjado rojizo que denominó plomo rojo de Siberia. Por su color pasó a emplearse en pintura como pigmento. En 1797 Vauquelin recibió una cantidad de esta crocoita (PbCrO4). Después de varios análisis pudo separar una nueva sustancia del óxido de cromo. Al mismo, de acuerdo con Fourcroy y Haüy, decidió llamarlo "cromo", "color".

El nombre de Vauquelin también se relaciona con el descubrimiento del óxido de berilio. Bindheim analizó la aguamarina [25] y berilo [26] y halló silicio, aluminio, carbonato cálcico y hierro. Otros químicos lo compararon con la esmeralda [27] y observaron que la composición venía a ser la misma. Las diferencias de color se debían a la presencia de diferentes impurezas. Los análisis del aguamarina por parte de Vauquelin reportaron una nueva sustancia (un óxido) que llamó "terre de beryl" que tenía un cierto sabor dulce. Por ese motivo algunos lo denominaron "glucina" aunque los alemanes utilizaron la denominación de berilio que es la más extendida. Friedrich Wöhler y Antoine Bussy aislaron de forma independiente el berilio en 1828 haciendo reaccionar potasio con cloruro de berilio [28].

Las variadas actividades desarrolladas por Vauquelin y la inversión en algunas industrias le dieron prosperidad. Compró muchas tierras en su lugar de nacimiento. Fue elegido diputado en 1828 por el departamento de Calvados.

Vauquelin fue miembro de la Academia de Medicina, sección de Farmacia, desde 1822 y su presidente en 1825; miembro de la Sociedad de Farmacia de París y su presidente en los años 1805, 1808 y 1814; Chevalier d'Empire; y Chevalier de la Légion d'honneur [29].

Murió en la noche del 14 al 15 de octubre de 1829 en el castillo d'Hébertot donde su propietario, Duhamel, le ofreció alojamiento y todo tipo de cuidados [30].

José L. Fresquet Febrer, Universitat de València. Noviembre de 2016.


Bibliografía

— Chevallier, A. (1850). Inauguration d'un monument a la mémoire de Luois-Nicolas Vauquelin. Notice biographique. S.l., S.e.

—Cuvier, G. (1833). Mémoires de l'Académie royale des sciences de l'Institut de France. Éloge historique de Louis-Nicolas Vauquelin, lu à l'Académie des Sciences, le 26 juillet, 1831.Vol. 12. Paris, De l'Imprimerie de Firmin Didot Frères.

—Huguet, F. (1991). Les professeurs de la Faculté de Médecine de Paris. Dictionnaire biographique 1794-1939. Paris, Institut National de Recherche Oñedgigique-CNRS

—Kyle, R.A.; Shampo, M.A. (1989). Nicolas-Louis Vauquelin- discoverer of chromium. Mayo Clinic Proc, 64(6): 643.

—La Faye, J. De (1908). Vauquelin, chimiste français. Paris: Impr. P. Feron-Vrau.

—Simon, J. (2016). Chemistry, Pharmacy and Revolution in France, 1777-1809. New York, Routledge. (Primera edición, 2005, por Ashgate Publishing).

—Smeaton, W.A. (1963). Nicolas Louis Vauquelin. Early work on iridium and osmium. Platinum Metals Rev., 7(3): 106-109.

—Williams-Ashman, H.G. (1965). Nicolas Louis Vauquelin (1763-1829). Invest Urol 2: 605-13.

—Wisniak, J. (2003). Louis-Nicolas Vauquelin. Revista CENIC Ciencias Químicas, vol. 34(1):47-54.

 

Notas

(1) Huguet, F. (1991), p. 487.
(2) Chevalier, A. (1850), p. 1-2.
(3) Huguet, F. (1991), p. 487; Smeaton, W.A. (1963), p. 106.
(4) Huguet, F. (1991), p. 487; Chevalier, A. (1850), pp. 7-9; Cuvier, G. (1833), pp. x-xl.
(5) Cuvier (1833), pp. xlj-xliij.
(6) Chevalier, A. (1850), p. 10.
(7) Cuvier (1833), p. xliv.
(8) Chevalier, A. (1850), p. 10.
(9) Simon, J. (2016), pp. 123-124.
(10) Wisniak, J. (2003), p. 48.
(11) Wisniak, J. (2003), p. 48.
(12) Chevalier, A. (1850), p. 12.
(13) Chevalier, A. (1850), pp. 11-12; Wisniak, J. (2003), p. 48
(14) Cuvier, G. (1833) xlviij-xlix.
(15) Huguet, F. (1991), p. 488.
(16) Chevalier, A. (1850), p. 15.
(17) Simon, J. (2016), p. 127.
(18) Simon, J. (2016), p. 128.
(19) Cuvier, G. (1833), pp. xlix-l.
(20) Wisniak, J. (2003), p. 50.
(21) Wisniak, J. (2003), p. 50.
(22) Wisniak, J. (2003), p. 50.
(23) Wisniak, J. (2003), p.p. 50-51.
(24) Cuvier, G. (1833), p. l.
(25) La aguamarina es la variedad azul verdoso pálido del berilo.
(26) Se trata del ciclosilicato de berilio y aluminio.
(27) La esmeralda es la variedad verde del berilo.
(28) Cuvier, G. (1833), p. lj.
(29) Huguet, F. (1991), p. 488.
(30) Cuvier, G. (1833), p. lv.