Hugh Hampton Young (1870-1945)
Hugh Hampton Young es considerado como uno de los pioneros de la moderna urología y como el padre de la urología americana. Nació en San Antonio (Tejas) el 18 de septiembre de 1870. Hijo de William Hugh Young y Frances Micjie Kemper realizó sus primeros estudios en Virginia en sus escuelas públicas, en la Academia San Antonio, en la Escuela Aspinhill y en la Academia Staunton. Su abuelo y su padre fueron oficiales de la Confederate Army. En 1890 ingresó en la Universidad de Virginia y obtuvo, a los tres años, los títulos de bachiller en artes, doctor en filosofía, y el de doctor en medicina, en 1894. La Universidad no disponía de hospital, por lo que las pocas prácticas que realizó las hizo junto a William C. Dabney quien le invitaba a las operaciones que realizaba entonces en los hogares de los enfermos.
Volvió a San Antonio para ejercer, pero debido a su escasa preparación en cirugía, solicitó un puesto en el John Hopkins Hospital. Se le aceptó como estudiante graduado en el dispensario de cirugía. En un momento en el que los profesionales de la cirugía eran escépticos en temas de microbiología, Young se sintió atraído por la bacteriología.
Antes de culminar el año de prácticas murió de forma repentina James Brown, encargado de cirugía urológica. Young fue nombrado residente. Dos años después, en 1897, el cirujano jefe Williams S. Halsted le ofreció el cargo de director del departamento de cirugía genitourinaria, cargo que aceptó. Su futuro profesional estaba así marcado.
Completó sus estudios en Berlín junto a Leopold Casper, artífice de un citoscopio muy práctico para el cateterismo del uréter. Con la ayuda de un óptico, Young construyó un prisma de cuatro caras de gran eficacia para la visión retrógrada de la vejiga. Simplificaba así un complejo aparato diseñado por el urólogo Max Nitze.
Cuando regresó a Estados Unidos construyó un citoscopio con una pequeña bombilla situada en el extremo que recibe la corriente a través de un cable conectado a una batería o transformador. Esto permitía una mejor exploración de la uretra y de la vejiga. Con el aparato también se podía introducir y extraer líquidos y adaptarse mediante una sonda para dilatar las constricciones del uréter o tomar una muestra tumoral de la vejiga para su estudio anatomopatológico.
Como cirujano una de las primeras contribuciones de Young fue mejorar la técnica de prostatectomía suprapúbica. Hasta entonces se insertaba un dedo en la abertura de la vejiga con el fin de descortezar la dilatada masa prostática; por este procedimiento la remoción quedaba, a veces, incompleta. Young corrigió este procedimiento insertando un dedo enguantado a través del recto para suministrar presión contra la próstata y asegurar la total extracción o remoción. Aún así la mortalidad era del veinte por cien.
Young, después de practicar en muchos cadáveres, realizó su primera prostatectomía perineal en 1902. Después de la incisión utilizaba un aparato ideado por él (una pinza prostática terminada en uno de sus extremos en curva para aproximar la cápsula prostática a la herida). Hizo una incisión en la cápsula, después introdujo un dedo y descortezó las dilataciones que se encontraban a ambos lados de la uretra. Más tarde extirpaba el lóbulo medio que se proyectaba en la vejiga.
En esta operación se extirpaba sólo el ensanchamiento que se producía dentro de la próstata. Este procedimiento, que muchos cirujanos no se atrevían a realizar por la alta mortalidad, le produjo fama internacional. Tras seis años intervino mediante este procedimiento a ciento veintiocho pacientes sin ninguna defunción. Más adelante sustituyó la pinza prostática de curva simple por otra de doble hoja con lo que se evitaba el desprendimiento en un momento crítico. También diseñó una mesa de operaciones especial para urología que podía inclinarse hasta obtener una postura óptima para realizar la prostatectomía perineal.
En 1909 Young realizó la primera operación “punzón” (punzón de Young) que reemplazaba a la cistotomía suprapúbíca. Consistía en hacer una incisión en la vejiga desde arriba sujetando con pinzas un pequeño conducto en la próstata, que obstruye la uretra, y cortándolo con las tijeras. Para evitar el corte externo Young dispuso un uretroscopio que había ideado, que tenía un tubo interior de acero cortante. Después de aplicar anestesia local a la vejiga y uretra se introducía una retractor especial en la uretra y se empujaba hacia delante hasta que el tejido que se quería extirpar se atrapaba en el campo operatorio. Young llegó a realizar ciento cincuenta y seis operaciones de este tipo sin ningún fallecimiento.
La resección transuretral sustituyó más tarde a la operación de punzón. En 1904 (7 de abril) Young realizó la primera operación radical de cáncer de próstata, procedimiento que recibió el visto bueno de Halsted. Tras realizar una primera incisión perineal curva empleaba su forceps para atraer la próstata hacia la herida. Seccionó la uretra, extirpó la próstata y su cápsula, cuello de vejiga, uretra, vesículas seminales y vasos en una pieza. Tras tres operaciones de este tipo publicó un texto sobre el cáncer de próstata en el que recomendaba que lo mejor era detectarlo tempranamente mediante exploración manual. El Instituto de Urología que dirigía llegó a ser un referente en el tratamiento del cáncer de próstata durante muchos años.
Tras un congreso celebrado en 1913 en Londres, Young empezó a utilizar radio y corrientes para destruir tumores. Diseñó también los instrumentos más adecuados para utilizar estas técnicas. Se publicaron los resultados de quinientos treinta y cuatro pacientes. Más tarde llegaría a la conclusión de que los métodos citoscópicos obtenían un porcentaje de curaciones superior que las ontenidas por cirugía extensiva.
Young también realizó operaciones para extirpar bolsas o divertículos de la vejiga y en 1902 extrajo cálculos de la vejiga utilizando el citoscopio. Diseñó un litotritor cistoscópico que podía triturar cálculos de tamaño mediano o pequeño, siendo succionados los restos con una pera de goma. También se atrevió con la tuberculosis de la región seminal.
Entre su clientela contó Young con pacientes muy ricos. Los presidentes de Filipinas y de la República Dominicana, entre ellos. Uno de los más conocidos fue “Diamante Jim” Brady, magnate americano de los ferrocarriles. En 1912 padecía una inflamación crónica de la próstata que formó una obstrucción en el cuello de la vejiga, impidiendo la salida de la orina. Como además era diabético y enfermo cardíaco, Young lo operó con el cistoscopio próstático que ideó en 1909 con anestesia local. Agradecido por su curación, le ofreció financiar un instituto urológico. Tras visitar varios centros franceses e ingleses, Young concibió lo que más tarde sería el Instituto urológico James Buchanan Brady, un edificio de ocho pisos que se inauguró el 4 de mayo de 1915. Fue su director desde entonces hasta su jubilación, en 1942.
Young fue el editor jefe del Journal of Urology cuyo primer número salió en febrero de 1917. Durante la Primera Guerra mundial formó parte de la Fuerza Expedicionaria. Creó un sistema para tratar a los enfermos venéreos en los dispensarios de los regimientos en vez de remitirlos a los hospitales base.
Al tanto de los hallazgos de Paul Ehrlich creó un laboratorio de química en su instituto urológico. Después de la guerra y de su experiencia con la profilaxis química trabajó con Edwin C. White y E. O. Swartz en el tema de los colorantes con propiedades antisépticas. Bautizaron con el nombre de mercurocromo al dibromo hidroximercurofluoresceína que muy pronto se usaría como antiséptico.
Sus discípulos lo han descrito como un hombre con un vigor extraordinario, entusiasmado con su quehacer, exigente, y trabajador infatigable. Era también generoso; a menudo obsequiaba entradas para el teatro o para la ópera y daba cantidades de dinero a los residentes que, por entonces, no tenían sueldo. Fue gran amante de la música.
Fue miembro activo de todo tipo de organizaciones como el Cuerpo de Higiene Mental del Estado, la Comisión de Aviación, el Club de ópera de Baltimore, etc. En 1940 su amigo Albert Harcourt publicó Hugh Young: A surgeon’s Autobiography (Hugh Young: Autobiografía de un cirujano), que provocó un gran revuelo al ser el primer libro escrito para los profanos que contenía imágenes o ilustraciones de tipo médico. Dedica más de 100 páginas a hablar de la Primera gran guerra y a las enfermedades venéreas. También presidió muchas organizaciones médicas y recibió premios y condecoraciones. En 1908 como presidente de la American Urological Association presidió el congreso que se celebró en Chicago. Dos años más tarde fue el presidente de la American Association of Genito-Urinary Surgeons. En 1912 fue el presidente de la Facultad de medicina y cirugía del estado de Maryland. En 1925 fue presidente de la Clinical Society. Fue uno de los pocos urólogos a los que se las ha concedido el premio Francis Amory. En 1937 recibió la medalla Keyes de la American Association of Genito-Surgery.
El verano de 1945, visitando Atlanthic city tuvo un ataque al corazón con edema pulmonar que se volvió a repetir días después. Regresó a Baltimore y el 23 de agosto de 1945 murió de una oclusión coronaria.
Sus papeles, correspondencia, historias clínicas etc. se conservan en los Archivos médicos Alan Mason Chesney de las Instituciones Médicas John Hopkins.
Conocemos con el nombre de “Operación de Young” la ablación total de las vesículas seminales y parcial de conducto eyaculador por una incisión suprapúbica en T.
José L. Fresquet. Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación (Universidad de Valencia-CSIC). Enero, 2004.
Bibliografía
—Semans, J. H. (1975). Hugh Young: One Resident's View. Urology 6: 525-529.
—The Hugo Hampton Young Collection. Repository Guide to the Personal Papers Collections of Alan Mason Chesney Medical Archives Johns Hopkins Medical Institutions. (http://www.medicalarchives.jhmi.edu/sgml/
young.html). Consultado en Enero de 2004.
—Wesson, M. B. (1947). Hugh Hampton Young, 1870-1945. Journal of Urology 57: 203-208
—Young, H. H. (1977). Classics in oncology: Hugh Hampton Young (1873-1945). CA Cancer J Clin 27(5): 305-307.